sábado, 4 de agosto de 2007

REINO UNIDO BROTE DE FIEBRE AFTOSA

La detección de un brote de fiebre aftosa en una granja del condado de Surrey, Inglaterra, obligó a las autoridades a decretar una prohibición en todo el país al movimiento animales.
Unas 60 reses de una granja, situada cerca de la ciudad de Guilford, al sudeste de Inglaterra, dieron positivo en la prueba de detección de la enfermedad, que en el año 2001 causó en el Reino Unido grandes perdidas económicas y obligó a sacrificar a millones de reses.
Las autoridades han decretado un perímetro de protección de 3 kilómetros y uno de vigilancia de 10 kilómetros alrededor de las instalaciones de la granja.


Brown sin vacaciones

El primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, y la ministra de Medioambiente, Hilary Benn, cancelaron sus vacaciones para participar este sábado en una reunión del comité Cobra, el comité de emergencia del gobierno británico.


En declaraciones a la prensa tras la reunión, Brown dijo que las autoridades "están haciendo todo lo posible" para erradicar el brote de fiebre aftosa y que los expertos "trabajarán día y noche" para establecer su origen.
Hasta la fecha, se han detectado muy pocos casos de fiebre aftosa en humanos. En el Reino Unido, el último caso se dio en 1966.
De acuerdo con la legislación vigente, todo el ganado de la granja infectada será sacrificado e incinerado.
La granja estuvo bajo vigilancia desde este jueves, cuando se detectaron los primeros síntomas de la enfermedad.
La jefa veterinaria del gobierno, Debby Reynolds, confirmó el brote de fiebre aftosa después de que se hubieran tomado muestras en la granja.
"Estamos intentando averiguar de donde procede la infección", afirmó reynolds.
"Ahora nuestra prioridad es prevenir que el brote se extienda y analizar toda la información disponible para averiguar como ha podido surgir", concluyó la jefe veterinaria.


La epidemia de 2001


Las autoridades recomendaron a todos los ganaderos del Reino Unido que revisen sus reses y que comuniquen cualquier síntoma sospechoso de la enfermedad.
La epidemia de fiebre aftosa desatada en 2001 en el Reino unido provocó el sacrificio de entre seis y diez millones de animales y tuvo un coste aproximado de US$16.000 millones.
Muchos granjeros se arruinaron y la industria turística se vio gravemente afectada.
Según algunos expertos, la vacunación del ganado solo se daría en caso de que el actual brote se convirtiese en una epidemia.
Según Hugh Pennington, profesor de microbiología de la universidad de Aberdeen, en Escocia, "la rapidez en la reacción es la clave".
"Tenemos que evitar que el virus se extienda", añadió el experto.

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