jueves, 2 de octubre de 2008

CELEBRAN EL DIA DEL NIÑO

Prensa Libre
Un día de magia, fiesta y contrastes —donde no faltaron globos, golosinas, piñatas, serpentinas y payasos— vivieron ayer miles de infantes de la capital, en el festejo del Día del Niño.

El cielo gris y la amenaza de lluvia contrastaron con el entusiasmo de miles de niños que ayer, en colegios y escuelas, disfrutaron de una jornada preparada, exclusivamente, para ellos.

Uniformados, mochila al hombre y globos en las manos, estudiantes de la colonia La Joya, zona 7, caminaban por las calles hacia la escuela Japón.

Fernando López Morataya, de 4 años, observaba el paso de aquéllos, sentado en la puerta de la casa de Juana Calel Castro. “Él no va a celebrar el Día del Niño porque sus papás no están. Me lo encargaron”, explicó Calel. El padre del pequeño está hospitalizado. “La mamá del niño se fue a cuidarlo, y me pidió que se quedara conmigo”, comentó.

Fernando, quien apenas habla, sólo dijo: “Tengo un bombón, éste es mi regalo”.

En la colonia San Juan, zona 3, localizada frente al vertedero de basura, Anthony López, de 2, juega con su camión, también ajeno a la celebración del Día del Niño. Su madre, Ginger, de 23, fríe pollo y papas para vender, mientras el pequeño juega.

A las 12.30, la hermana mayor de Anthony, Natalie, regresaría de la guardería. “A ver qué cuenta la nena de todo lo que pasó en la clase; ella sí estaba bien contenta”, expresó la madre.

Entereza de espíritu
En los hospitales San Juan de Dios y Roosevelt, desde tempranas horas, enfermeras y médicos agilizaban la ronda de las visitas, para que los pequeños internados no perdieran ni un minuto de los actos preparados para ellos.

Poco a poco, los pequeños fueron acomodados en áreas especiales, donde disfrutaron en compañía de sus padres.

Allí, Alexis Omar Reyes López, de 8 —visiblemente cansado—, sacó fuerzas de flaqueza para escuchar los cantos y cuentos que un grupo de payasos dedicaba a los asistentes.

Mientras que Francisco Cabrera Santos, de 70, quien ayer velaba el sueño de Lidia, de 6 meses —que ingresó en el Hospital Roosevelt a causa de neumonía—, no dudó en compartir la celebración, para despejar la mente. “Bajé un ratito para alegrarme un poco”, expresó.

En tanto, Ana Francisca Andrés, de 42, madre de Ana Luisa Calel, de 11, pedía con desesperación que un médico permitiera a su hija asistir a la festividad. Obtuvo el permiso, y la menor regresó a su cama con muchos dulces y golosinas que donaron varias empresas, entre ellas: Dos Pinos, Al Macarone, Jhonson&Jhonson, Bimbo, Mattel y Alimentos Maravilla.

En la Plaza Mayor, zona 1, Casa Alianza organizó una actividad para los infantes en riesgo que están bajo su cuidado.

En la Escuela de Camino Seguro, una organización que trabaja a favor de niños que viven en las cercanías del relleno sanitario de la zona 3, también se vivió una jornada de fiesta, organizada por el hotel Marriot. En esta actividad, pasteles, piñatas y payasos fueron parte de la diversión.

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