sábado, 25 de agosto de 2007

LA LIGA SE PONE EN FORMA

POR Diego Torres

La primavera española no le sentó demasiado bien a Sergio Aguero, ''El Kun". En mayo pasado, un entrenador que le había conocido desde que era un juvenil, se lo encontró en el hall de un hotel, y tras echarle un vistazo rápido detectó algo raro. ¡Qué gordo está!, pensó.
El futbolista más genial del Atlético de Madrid, el más dotado para hacer lo inesperado, el más emocionante, languidecía en una especie de limbo de autocomplacencia.
En mayo, Agüero estaba igual que el Atlético. Igual que la Liga. Aburrido. Embotado en una especie de atmósfera paralizante de la que sólo escaparía el Real Madrid.
La temporada 2006-2007 terminó en la fuente de Cibeles, donde el Madrid celebró el título de la Liga más plana de los últimos años.
Nunca el Real había ganado un campeonato perdiendo ocho partidos. Nunca antes conquistó el título con menos puntos. Tampoco le sirvió de mucho. El trofeo no fue suficiente para calmar la tempestad. El Madrid sigue en busca de su identidad.
La era "galáctica" vació de sentido las antiguas tradiciones. Zidane, Figo, Ronaldo y Beckham dejaron un rastro efímero. Jugaron bien dos años y luego el equipo se perdió en el desierto. Ninguno abandonó el club en paz. Todos lo hicieron con reparos. Algunos con reproches. Casi todos, hartos.


Nueva era

José Pékerman, el ex-entrenador de la selección argentina, suele decir que el modelo del Real Madrid era insostenible.
El acierto de la idea abarca todos los órdenes. El pasado y el presente; el apartado moral y el económico


Entre julio de 2006 y agosto de 2007 el Madrid gastó 230 millones de euros en renovar la plantilla. Sólo el Chelsea de Abramovich desembolsó más dinero en un mismo periodo.
De los hombres que llegaron al Bernabéu con esta inversión, sólo Cannavaro y Robben se incluyen entre futbolistas de jerarquía mundial reconocida.
El resto son novatos, talentos de futuro incierto, o jugadores de acompañamiento. Les espera una travesía llena de dificultades.
En manos de estos chicos está la redefinición de la identidad del equipo con más trofeos del planeta. Para dirigirlos también hay un nuevo técnico: Bernd Schuster.
El alemán fue un jugador mítico. Hoy es un entrenador de escasa trayectoria, sentido estético y fama de valiente. Deberá serlo para afrontar el reto.
El presidente, Ramón Calderón, ha tenido coraje para cambiar de estrategia en un escenario de éxito. Si a Capello le pedía ganar, a Schuster le exige excelencia.
Calderón sabe que el éxito no garantiza la trascendencia. Se mira en el espejo de la historia del Madrid. Y mira a su formidable rival.


Los fantásticos

Aunque no ganó la última Liga, el Barça conserva el prestigio de los equipos que se elevan por encima de los triunfos. El Barça será glorioso mientras juegue bien.
Ganar o perder no forma parte de la identidad de un club que tiene los cimientos en una filosofía de juego muy concreta. El Barça no tiene las dudas estilísticas del Madrid.


En el Camp Nou no hay conflictos existenciales. Tal vez haya disputas, pero estarán relacionadas con la superpoblación de talento y los celos.
La aparición de jóvenes muy dotados y el fichaje de Henry han cargado de tensión al vestuario. No hay sitio para todos en todos los partidos.
Rijkaard deberá lograr que Deco se sienta importante aunque no juegue; que Márquez asuma un papel de meritorio al que no está acostumbrado; y que Henry, Ronaldinho y Eto'o se disputen dos puestos escasos sin alterar el régimen de convivencia.
Sólo Messi no se discute. Su carácter de intocable en el equipo más opulento que existe da una idea de su dimensión como jugador.
El Barça tiene recursos para ganar la Liga por aplastamiento siempre que en su vestuario no impere la ley de los egos. Sin la condición de la solidaridad y el respeto al liderazgo de Rijkaard, en el retrovisor de Ronaldinho se aparecerá el Madrid.


Otros comensales

Y con el Madrid un grupo de equipos que se pueden situar en su mismo nivel.
Sevilla, Valencia, Atlético y Zaragoza poseen plantillas con calidad para atacar los primeros puestos.


El Sevilla deberá sostener el nivel de excelencia durante tres años consecutivos. Será una proeza si lo logra.
El Valencia depende de que su centro del campo no se le rompa. Las lesiones de Baraja y Albelda le impidieron disputar el campeonato el año pasado.
La mejor noticia es el Atlético. Lo supo su entrenador, Javier Aguirre, cuando se encontró al "Kun" al regresar de las vacaciones. ¡Está delgado!, pensó.
Agüero regresó a los entrenamientos con el Mundial Sub-20 bajo el brazo.
El flamante campeón compartirá delantera con Forlán, Reyes, Maxi Rodríguez y Simao. Un puñado de jugadores capaces de intimidar a cualquier defensa. Y hasta de pelear por el título.
Los clubes han hecho una inversión récord en España. El gasto en futbolistas asciende a 477 millones de euros.
La intención es mejorar la calidad del juego y del espectáculo en un torneo que daba síntomas de estancamiento. Hay indicios de que puede ser una temporada de inflexión.
Lo demuestra el Kun con perfil recortado, mente renovada y ganas de pasarlo bien otra vez.

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