jueves, 2 de agosto de 2007

MILITANTES ISLÁMICOS ATACAN ESTACIÓN DE ENERGÍA EN NORTE LÍBANO

Militantes inspirados en Al Qaeda que han estado combatiendo al Ejército libanés por más de 10 semanas atacaron con cohetes el jueves una importante estación de energía en el norte del Líbano, interrumpiendo el servicio de electricidad en una amplia zona.
Fuerzas de seguridad dijeron que militantes de Fatah al-Islam, atrincherados en el campo de refugiados de Nahr al-Bared, dispararon media docena de cohetes a la estación de energía de Deir Amar. Al menos dos proyectiles impactaron la planta.
Kamal Hayek, presidente de la compañía estatal de electricidad, apuntó a la agencia de noticias oficial del Líbano que la producción en las instalaciones de 400 megavatios se vio interrumpida mientras se evaluaban los daños.
En Beirut, expertos militares desactivaron un cohete Katyusha conectado a un temporizador y preparado para explotar, dijeron fuentes de seguridad. El dispositivo se encontró cerca del campo de refugiados palestinos de Sabra.
Dos soldados murieron en nuevos enfrentamientos en Nahr al-Bared, comentaron las fuentes. Al menos 225 personas, incluyendo 129 soldados, fallecieron en las luchas entre Fatah al-Islam y el Ejército, que estallaron el 20 de mayo. Es la peor violencia interna en el Líbano desde la guerra civil de 1975 a 1990.
La destrucción de Nahr al-Bared, habitualmente hogar de 40.000 refugiados, ha enfurecido a palestinos de todo el Líbano, aunque muy pocos de ellos apoyan a Fatah al-Islam.
Fatah al-Islam, que el año pasado se separó de una facción palestina con respaldo sirio, tiene entre sus filas a libaneses, palestinos y otros árabes, incluyendo algunos que pelearon en Irak. Dice que apoya las ideas de Al Qaeda, pero que no tiene vínculos directos con la red.
El conflicto ha socavado aún más la estabilidad en el Líbano, ya paralizado por una prolongada crisis política y conmovido por atentados que en los últimos ocho meses provocaron la muerte de seis efectivos de paz de la ONU y dos legisladores anti Siria.
El asesinato del ex primer ministro Rafik al-Hariri, en el 2005, marcó el fin de la estabilidad relativa que el Líbano experimentó desde el fin de la guerra civil.

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