viernes, 3 de agosto de 2007

AMADO GARCIA, QUERIA LA MEDALLA PARA DARSELA A MI PAIS

Ser el segundo mejor fondista del continente es una posición de privilegio reservada para pocos y que José Amado García disfruta con intensidad.

El medallista de plata en el maratón de los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007, aceptó compartir su alegría tras conseguir el mayor logro de su carrera deportiva.

Resintiendo aún las molestias posteriores a la extenuante prueba de 42 kilómetros, pero con su tradicional sonrisa, Amado vive con emoción la realidad posterior a su éxito.

Apenas el domingo anterior, en el Parque Flamengo, el corredor de Salamá brindó una gran exhibición de valor y voluntad hasta llegar segundo a la meta y darle a Guatemala su primera medalla en el maratón panamericano después de 52 años.

Para Iris, Jefferson y Ayleen

Caminando por el Centro Histórico, Amado confesó haber encontrado en la medalla de plata la recompensa al sacrificio físico de largas jornadas de entrenamiento, que en los últimos meses le alejaron de su esposa Iris y de sus hijos Jefferson (6 años) y Ayleen (6 meses).

“A ellos les debo mucho. Antes de los Juegos yo tenía tanta tensión y no sabía lo que quería, entrenaba dos veces al día y mi esposa sólo sabía preguntarme qué quería comer o qué me servía”, comparte Amado.

El corredor resalta la motivación que Iris le transmitió mientras realizaba su propio plan de entrenamiento, para el cual debió desembolsar parte de sus fondos.

“Hubo una vez que tenía que ir a entrenar a las 4 de la mañana, estaba cansado y no quería hacerlo, ella me quitó las cobijas y hasta me dijo que me iba a echar agua si no me levantaba”, recuerda el atleta, quien llegó a una conclusión, tal vez la más importante de todas.

“Después de todo esto, entendí que lo que más necesito es el apoyo de mi familia”, explica.

En el podio del corazón

Más allá de la medalla de plata, García cree, como uno de sus mayores logros, el aprendizaje obtenido durante su preparación y la competencia en Río.

En los últimos meses, el corredor considera haber crecido como persona y como deportista.

“En muchos aspectos de la vida, el ser humano aprende hasta el final de sus días. Mis raíces siempre han sido de mucha humildad y lo mantengo presente tras ganar esta medalla”, explica.

“Como atleta, me convencí más del anhelo que tengo de seguir haciendo esto hasta que mi cuerpo lo resista y de hacer que haya más apoyo para todos los que hacemos deporte”, agrega.

Parte de la historia

Tras cruzar la meta en Río de Janeiro con tiempo de 2 horas, 14 minutos y 3 segundos, Amado ganó la presea de plata y un lugar entre las figuras más importantes en la historia del atletismo guatemalteco.

El salamateco devolvió al país un espacio en el podio Panamericano del maratón, el cual ocuparon Luis Humberto Velásquez (bronce en Buenos Aires 1951 y México 1955) y Doroteo Guamuche Flores (oro en México 1955).

“Ser parte de ese grupo selecto es importante, pero también refleja que a pesar de nuestras condiciones, en Guatemala todavía falta mucho por trabajar y que no hay mucho apoyo para quienes hacen deporte”, considera.

Río 2007 ha dejado para Amado el triunfo más importante en su ruta como corredor, la cual tiene para él un reto mayor para el próximo año en los Juegos Olímpicos de Pekín, para los que ya está clasificado.

Sueño y realidad

Tras cruzar la banda colocada en la meta, Amado sintió que las fuerzas le faltaban y necesitó de la ayuda de personal médico para no desvanecerse.

“Al llegar, recuerdo que pensé: gané la medalla de plata y rápido pedí auxilio porque no podía mantener el equilibrio”, explica.

“Estaba perdiendo el control y el conocimiento, hasta empecé a soñar que caminaba por un lugar bonito”, agrega el atleta.

“Me pusieron en una camilla y me estaban tratando de dar agua y no la podía recibir, me costó reaccionar y lo primero que pensé es en lo grande que Dios ha sido conmigo para hacerme despertar rápido”, comparte Amado, quien al volver en sí se topó con una extraña situación que luego tuvo su razón de ser.

La mayor sorpresa

Tras recuperarse, Amado fue llamado junto al brasileño Franck Caldeira (ganador del oro) y al mexicano Procopio Franco (bronce) cerca de la meta, en teoría para ser premiados.

“Nos dieron un ramo de flores y el público nos aplaudió, pero no nos dieron las medallas, luego llegaron las edecanes y nos llevaron a un hotel para descansar”.

“En la tarde nos llevaron al estadio y después de verlo lleno entendí que iba a ser la clausura de los Juegos”, comenta.

“Fue la mejor sorpresa de mi vida y me emocioné mucho al pensar que me estaban viendo por televisión aquí en Guatemala... se me olvidó el cansancio y se me salieron algunas lágrimas de la alegría que sentía”, concluyó el medallista.

El orgullo de Salamá

García consiguió hacer historia en Río 2007.

Amado nació en Salamá, Baja Verapaz, el 13 de septiembre de 1973.

Participó en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y concluyó en el puesto 62.

Su mejor tiempo en 42 kilómetros es de 2:13.53 y lo consiguió el año anterior al ganar el Maratón de Chunchon, Corea del Sur.

El registro le clasificó a los Juegos Olímpicos, Pekín 2008

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