jueves, 26 de julio de 2007

UN AÑO SIN FIDEL

Castro está presente en todas las decisiones importantes que se toman.

Nada parece haber cambiado en Cuba desde que hace un año el presidente Fidel Castro cediera los cargos a su hermano, el general Raúl Castro, ministro de la defensa y su mano derecha.
Incluso los medios de prensa nacionales siguen presentando al más joven de los Castro como vicepresidente del gobierno y segundo secretario del Partido Comunista, a pesar de que oficialmente es presidente y primer secretario.
La presencia de Fidel Castro, aún tras bambalinas, tiene un peso tan grande que parece difícil que algo se pueda mover en el país sin su beneplácito y muchísimo menos contra su voluntad.
A pesar de la atención que despierta en muchos medios de prensa, resulta totalmente irrelevante que Fidel Castro aparezca o no en público, lo verdaderamente importante es que sigue estando presente en la toma de decisiones.
Desde las gradas emite criterios, da orientaciones y define las grandes estrategias que se juegan sobre el terreno, varios funcionarios de gobierno fueron víctimas de sus criticas publicadas en todos los periódicos.


La mano de Raúl

Así, muchos tienen en Cuba la percepción de que nada ha cambiado y tal vez ese sea el principal éxito del primer año de gobierno de Raúl Castro, haber logrado mantener a la población en calma y a la cúpula gobernante unida.

Contra todos los pronósticos, un año después de que Fidel Castro cediera el mando, el país sigue funcionando. No se produjeron los anunciados levantamientos sociales ni las pugnas por el poder.
Pero mantener la paz no ha sido lo único hecho por el ministro de la defensa. Durante este año ha ido removiendo de sus cargos a diferentes dirigentes y ubicando personas de su confianza. Un proceso que se había iniciado mucho antes.
Es verdad que la máxima cúpula de gobierno es casi intocable porque todos fueron nombrados por el Comandante el 31 de julio de 2006 pero en el resto la estructura de poder hay cada día más hombres allegados a Raúl.

Por otra parte el ministro de las fuerzas armadas está intentando poner un poco de orden en una economía carcomida por la corrupción de muchos de los empresarios y la indisciplina laboral del grueso de la población.
Las campanas anticorrupción se han intensificado y las leyes se aplican con más dureza mientras un nuevo código laboral entro en vigor para ganar más eficiencia en las empresas estatales.



Fidel Castro fue siempre un hombre de mucha suerte -lo
prueban los cientos de atentados fallidos de la CIA- y ahora, al final de su
vida, lo reafirma esta transición, sucesión, continuidad o como quiera
llamársele

La sombra de Fidel

Como proyecto a mediano plazo se inició una investigación sobre la propiedad en Cuba, constituyendo una comisión nacional multidisciplinaria de investigadores para analizar el tema y presentar propuestas.
Es la primera vez que se pone en tela de juicio el sistema económico cubano, fundamentalmente estatal, abriendo el espacio para formas de propiedad que puedan generar una mayor productividad.
Es posible que esto sea el preludio de cambios económicos pero lo que sí parece quedar claro es que, si se realizan, se harán lentamente, midiendo a cada paso y sin provocar conmoción social.
Fidel Castro fue siempre un hombre de mucha suerte -lo prueban los cientos de atentados fallidos de la CIA- y ahora, al final de su vida, lo reafirma esta transición, sucesión, continuidad o como quiera llamársele.
Lo cierto es que gracias a la enfermedad, su salida del gobierno se produjo en el mejor de los escenarios, el que le permite controlar desde bastidores el funcionamiento de un gobierno estructurado según su propio criterio.


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