lunes, 30 de julio de 2007

BOMBA EN BAGDAD

Vuelven a la realidad los jubilosos hinchas

Un coche bomba provocó el lunes la muerte de seis personas en una zona mayoritariamente chiíta del centro de Bagdad, poniendo fin a una breve tregua en la violencia sectaria, mientras los jubilosos iraquíes se deleitaban con el triunfo de su equipo de fútbol en la Copa Asia.
La policía dijo que 31 personas resultaron heridas en la explosión cerca de negocios en el distrito de Bab al-Shorji, el primer gran atentado en la capital, desde que la victoria de Irak en la Copa Asia desató las mayores celebraciones callejeras desde la caída de Saddam Hussein.
Un toque de queda para vehículos, impuesto el domingo en un intento por evitar una repetición de suicidios con bomba que dejaron 50 muertos luego del triunfo de Irak en la semifinal, el miércoles pasado, finalizó a las 06.00 hora local (0200 GMT).
El ataque fue un duro recordatorio de las dificultades de la nación, incluso pese a que algunos iraquíes han hablado acerca de que la victoria futbolística podía unir a las divididas comunidades chiíta, sunita y kurda, tras cuatro años de implacable violencia.
El fracturado Parlamento de Irak, que está luchando por cumplir con metas políticas establecidas por un impaciente Washington, se unió al ánimo de euforia nacional luego del triunfo 1-0 sobre Arabia Saudita el domingo, en Yakarta.
El Parlamento discutió otorgarle a cada jugador 400 metros cuadrados de tierra en Bagdad, aunque la decisión final se postergó hasta septiembre. Cada jugador del equipo ya recibirá 10.000 dólares por parte del Gobierno.
A pesar de las celebraciones futbolísticas, muchos sospechaban que sólo era cuestión de tiempo antes de que los atacantes regresaran a las calles.
Decenas de miles de iraquíes han muerto en un implacable ciclo de violencia entre la mayoría chiíta y la minoría sunita desde la caída de Saddam, en el 2003.
El Gobierno del primer ministro Nuri al-Maliki está presionado para cumplir con los objetivos políticos, incluyendo una ley para la distribución de las ganancias del petróleo, como vía para promover la reconciliación nacional y apartar a los sunitas de la insurgencia y llevarlos al proceso político.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, está bajo creciente presión por parte de los demócratas del Congreso y algunos legisladores de su propio Partido Republicano para mostrar progresos en la impopular guerra o comenzar a retirar tropas.
El máximo general estadounidense en Irak dijo el lunes que los comandantes sentían que necesitarían una fuerza substancial en el país hasta mediados del 2009.
"La seguridad sostenible es, de hecho, lo que esperamos lograr. Sí pensamos que tomará aproximadamente esa cantidad de tiempo (...) establecer las condiciones para ella," señaló el general David Petraeus en ABC News.
La evaluación de Petraeus sobre cuánto tiempo posiblemente se queden las tropas dejaría al sucesor de Bush la tarea de llevar a casa a las fuerzas estadounidenses
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